¿Cómo regulo la intensidad de mi voz para las distintas labores que hago?
La voz hablada es uno de los elementos que más utilizamos en el día a día y por lo mismo, sucede que no siempre logramos tener un volumen de voz adecuado para cada actividad que realizamos, ya que no es común que la gente esté consciente de sí misma ante esos temas.
Hace unas semanas impartí un curso para docentes y en él, cuando abordamos el contenido del uso de la voz, muchos coincidieron en que sus familias, amigos o pareja les habían hecho notar que cuando hablaban en un entorno fuera del aula, los profesores seguían empleando una intensidad excesiva en la voz. Incluso uno de ellos dijo:
-Parece que nunca salí del salón (y todos rieron).
Naturalmente me sentí identificada, recordé las veces en que me pidieron disminuyera mi intensidad y fue cuando entendí que “dar el salto” y aprender a adaptar el volumen de voz, de un lugar a otro, no es tan intuitivo como parece; de hecho una profesora requirió que diera recomendaciones precisas para poder auto regular su voz fuera de clases.
Compartí en sesión mis sugerencias, pero además decidí preparar esta entrada de blog para que aquellas recomendaciones sirvan a más personas que tienen la misma duda.
¡Aquí van!
Conoce tu rango de volumen de voz
Es importante que hagas espacio en la agenda y lo dediques exclusivamente a explorar tu voz. Una manera sencilla de hacerlo es que vayas a una habitación donde tengas privacidad y puedas emitir secuencias de sonidos mediante los cuales descubras cuál es el volumen más bajo que puedes lograr (que sea audible) y que a partir de él vayas incrementando gradualmente la intensidad hasta que poco a poco alcances el punto más alto de tu volumen.
Antes de hacer el ejercicio de voz es importante que tomes en cuenta estas precauciones:
- Recomiendo privacidad para que te sientas libre y cómodo al hacer el ejercicio
- Si logras estar libre y relajado, la voz fluirá con facilidad
- Sugiero que la exploración la hagas con un sonido vocálico como “A” o “E”
- Asegúrate que cada vez que incrementes la intensidad tengas aire suficiente y que éste sea potente y fluido.
- Ten cuidado de no forzar la laringe. Cualquier volumen que estés explorando no debe causar malestar o dolor.
Establece niveles de intensidad en tu voz
Una vez explorados los distintos rangos, retoma desde el inicio el ejercicio pero esta vez asigna un número a cada cambio de intensidad, la idea es establecer una medida numérica a tu escala, donde 0 (cero) es silencio, 1 (uno) es el volumen menos intenso que puedas hacer y así sucesivamente hasta enumerar tu volumen más alto.
Ejemplo: Mi rango de volumen (intensidad) va del 0 al 10; mientras que el de otra persona va del 0 al 15.
NOTA: Mayor numeración no significa, necesariamente mayor alcance; lo que sí indica: es mayor distinción en el incremento de la intensidad.
Registra el rango de volumen de voz en actividades demandantes
Ya que exploraste tu rango general y tienes claro su alcance. Recomiendo que lleves registro (puede ser en una bitácora escrita) de cuál es el nivel de volumen que utilizas con mayor frecuencia en actividades demandantes como: dar clase, hablar en una junta, pronunciar un discurso, hacer locución, actuar o tener llamadas con clientes; es importante que además percibas si la intensidad que empleas es suficiente para la transmisión del mensaje y si además tu audiencia está cómoda con ella.
Una vez que tengas registro de 5 a 10 ocasiones, identifica qué volumen es el más frecuente.
Ejemplo: En clase utilizo volumen no. 7, de mi rango de 10
Ajusta el rango de volumen de voz en actividades cotidianas
Hecho lo anterior, deberás programarte a utilizar fuera del trabajo un número de volumen que esté por debajo, en al menos 2 unidades, al promedio utilizado en actividades demandantes.
Ejemplo: En casa utilizo volumen no. 4 o 5, de mi rango de 10
Reconoce las diferencias de tu voz entre ambos entornos
Es lógico que la autorregulación no se logre de manera absoluta al principio, sin embargo, será asequible si tu monitoreo y autocontrol los conviertes en hábito.
Una vez que consigas distinguir las diferencias de intensidad que requieres para cada uno de los entornos donde te desenvuelves, podrás utilizar a voluntad tus recursos vocales, ganando autoconocimiento y autodominio; consecuencia de ello tendrás menos cansancio vocal innecesario.
Mantener el hábito vocal
Finalmente ya que creaste un hábito para el manejo de la voz, el camino a seguir es repetir periódicamente esta lista de recomendaciones para monitorear tu voz, porque aunque no lo creas, nuestras voces van cambiando con el tiempo, por lo tanto será importante que estés pendiente de sus cambios, procurando siempre su salud.
Si llevas a cabo estas recomendaciones, por favor, déjanos saber cómo te fue en el proceso. Y si tienes dudas puedes escribirnos dando click aquí para que te apoyemos con la orientación que requieras.
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